Algo dorado regresa al escenario más importante del baloncesto.
Cuando comiencen las Finales de la NBA de 2025, el centro de la cancha volverá a brillar. El familiar contorno del Trofeo Larry O’Brien, el símbolo que todo jugador persigue durante toda su vida, regresará a la media cancha por primera vez en más de quince años.
Las autoridades de la liga confirmaron que las canchas de las Finales de este año lucirán el logotipo completo del Trofeo Larry O’Brien, junto con la inscripción vintage «Finals», pintada justo debajo del emblema del equipo local. Es una imagen que no se veía desde 2009 y que aún evoca momentos inolvidables de las Finales.
La última vez que el gigantesco diseño dorado se apoderó de la cancha central, Kobe Bryant y los Lakers se enfrentaban al Magic de Dwight Howard por el título. Antes de eso, el concepto apareció por primera vez en 2005 durante la serie Spurs-Pistons: una imagen novedosa en aquel momento que rápidamente se convirtió en parte de la identidad de las Finales. Durante cinco años, ese enorme trofeo dorado fue el centro de los partidos más importantes de la NBA, antes de que la liga lo abandonara discretamente.
Desde entonces, las canchas de las Finales se han visto más limpias y sencillas. Los equipos añadieron calcomanías más pequeñas o las prescindieron por completo. Aparecieron algunos pequeños guiños aquí y allá, como los modestos trofeos de esquina de Cleveland en 2017, pero el audaz e imponente logotipo del centro desapareció. La burbuja de 2020 trajo consigo un diseño neutral, pero el propio entorno dejó claro que nada podía reemplazar la atmósfera de una cancha de las Finales llena de aficionados.
Recuperar el trofeo ahora se siente como algo más que una decisión de diseño. Es una forma de unir generaciones, de conectar las Finales de hoy con las que los aficionados vieron de niños. La NBA se ha inclinado mucho por la identidad visual en las últimas temporadas, experimentando con diseños de cancha audaces para su Torneo de In-Season. Esas coloridas canchas fueron una declaración de intenciones en sí mismas, y el partido por el campeonato en Las Vegas incluso exhibió un trofeo gigante en el centro de la cancha. La liga parece haberse dado cuenta de que la presentación sigue siendo importante.
Para una liga que siempre ha comprendido el poder de la presentación —desde sus uniformes City Edition hasta el brillante confeti que cae en junio—, la decisión de revivir este sello visual es como un regreso a casa. La cancha, una vez más, lucirá como el escenario de los campeones.
Conforme las Finales de la NBA regresan a su máximo esplendor, ese emblema dorado en la cancha central hará lo que siempre hizo mejor: recordar a todos los espectadores que la historia se está escribiendo, justo ahí, sobre el trofeo.

