Green Valley Ranch muestra una nueva faceta durante una renovación de 200 millones de dólares

Green Valley Ranch luce diferente. El logotipo de la entrada llama la atención: limpio, sencillo, familiar. Pero tiene algo… vivo.

El complejo turístico está cambiando silenciosamente, esquina a esquina. Las habitaciones se sienten más suaves ahora. La luz se distribuye de forma diferente por los pasillos. Los comedores cambian de tono y textura.

Diciembre de 2026 ya casi está aquí. Veinticinco años. Ken Janssen, vicepresidente y director general, describió el nuevo logotipo como «un guiño al pasado y un adelanto de lo que está por venir». Pequeño, significativo. Cálido, sin ser ostentoso.

Jules Tardy, de The New Company, lideró el rediseño. Tipografía clásica. Giros en las líneas. Huecos que solo aparecen tras una segunda mirada. «Susurra en lugar de gritar», dijo Tardy. Cómodo. Familiar. Cambiando justo lo necesario.

Habitaciones, restaurantes, salones: todo se siente ligeramente renovado. Una silla cambiada. Una lámpara reemplazada. Una mesa reorganizada. Pequeños cambios que se notan poco a poco. ¿Alguna vez has visto un espacio cambiar sin perder su esencia? Esto es así.

Las grandes marcas también lo hacen. Los hoteles Hilton, por ejemplo, renuevan sus logotipos junto con las renovaciones. Pero aquí se percibe como algo humano. Pensativo. Cuidadoso.

Incluso un breve paseo por el vestíbulo cuenta una historia. La luz del sol ilumina las superficies de forma diferente. Un rincón parece más acogedor. La cafetería se siente… nueva, sin sentirse ajena. El bullicio de la tarde. El agua ondulando en la piscina. Pequeños detalles por todas partes.

El logotipo es pequeño, pero tiene peso. Atención. Cuidado. Confianza serena.

El resort ha evolucionado. No drásticamente. No es discordante. Lo justo para notarlo. Un poco más ligero. Un poco más cálido. Sigue siendo Green Valley Ranch.